sábado, junio 27, 2009
lunes, abril 27, 2009
Influencia porcina
Ved imágenes de un siglo donde los cerdos (sus scrofa domestica)
han modelado la cultura humana.
Sed testigos del horror cuando nos alcanza el futuro
Sed testigos del horror cuando nos alcanza el futuro
lunes, noviembre 10, 2008
Africa Suya
Miriam Makeba (1932-2008)
El mundo inculto la reconoce por las sesentosas octavas
Aya sat wuguga sat ju benga
sat si pata pata
A sat wuguga sat ju benga
sat si pata pata
Hihi ha mama, hi-a-ma
sat si pata pata
Hihi ha mama, hi-a-ma
sat si pata pata
Pero más que cantante, fue una voz combatiente contra el apartheid,
dentro y fuera (treinta años de exilio...) de Sudafrica.
Y fue cantando contra el racismo, que nos dejó
Cada una a su manera, las negras siempre viven como reinas
y como reinas son recordadas
El mundo inculto la reconoce por las sesentosas octavas
Aya sat wuguga sat ju benga
sat si pata pata
A sat wuguga sat ju benga
sat si pata pata
Hihi ha mama, hi-a-ma
sat si pata pata
Hihi ha mama, hi-a-ma
sat si pata pata
Pero más que cantante, fue una voz combatiente contra el apartheid,
dentro y fuera (treinta años de exilio...) de Sudafrica.
Y fue cantando contra el racismo, que nos dejó
Cada una a su manera, las negras siempre viven como reinas
y como reinas son recordadas
jueves, noviembre 06, 2008
Crichton Park I
Comenzó con la gran "Andromeda Strain", dirigida por Robert Wise (very, indeed...) en 1971. Siguió con "Pursuit" (basada en su novela "Binario") en 1972. Siguió con la extraordinaria e inolvidable "Westworld" en 1973, transformando los parques de atracciones en la pesadilla familiar; y una menor pero interesante "the Terminal Man" en 1974. Después de un pausa, "Coma", homónima del libro de Robin Cook, en 1978. En 1979 "El Gran Robo del Tren", con Sean Connery y Donald Sutherland. La sombría "Looker" de 1981, donde mostraba los riesgos de "hacerselas". Un upgrade a la vieja serie "Magum P.I." significó el technothriller "Runaway" (1984) donde Tom Selleck persigue a un Gene Simmons cibernético. Su magna obra "Parque Jurásico" de 1993. Siguieron "Disclosure", donde un "pobre" Michael Douglas es acosado sexualmente por la horrible y despreciable Demi Moore. Después nos mostró que los orangutanes tienen canas en "Congo" (1995). Nos mostró que ni la fuerza de los huracanes puede borrar la cara de aburrida de Helen Hunt en "Twister" (1996). En 1998 el fiasco "Sphere". La recuperación con "El treceavo guerrero" de 1999 y "Timeline" (Linea de Tiempo) en el 2003. Y por supuesto, la serie "ER" desde 1994. Escribió, dirigió y produjo. Sus ideas, nuestra propia vida, le debe bastante.
No murió. Simplemente, dió el siguiente paso para iniciar los procedimientos para su clonación
jueves, agosto 28, 2008
domingo, agosto 24, 2008
HORO PARA VENEZUELA
VENEZUELA GANARÁ ORO OLIMPICO
CUANDO SE COMPITA POR:
BEBER
LLEGAR TARDE
JUGAR LOTERÍA EN VEZ DE TRABAJAR
BEBER
LLEGAR TARDE
JUGAR LOTERÍA EN VEZ DE TRABAJAR
JUGAR LOTERÍA EN VEZ DE ESTUDIAR
HABLAR GUEBONADAS
HABLAR GUEBONADAS
VENDER EL ALMA Y CULO POR UN CARGO EN EL GOBIERNO
(Y VOLVER A VENDERLOS POR NO PERDERLO...)
ECHARLE LA CULPA A LAS COLAS, AL CLIMA Y AL METRO
COGER CACHIFAS, PELUQUERAS Y VENDEDORAS DE LOTERÍA
ECHARLE LA CULPA A LAS COLAS, AL CLIMA Y AL METRO
COGER CACHIFAS, PELUQUERAS Y VENDEDORAS DE LOTERÍA
(Y PREÑARLAS...)
COLEARSE
COLEARSE
TENER LA FAMILIA METIDA EN LA CASA DE LOS PADRES
(Y ESPERAR A QUE MUERAN PARA QUEDARSE CON LA PROPIEDAD...)TENER MÁS DE UN CELULAR
REVOLVER EL WHISKY CON EL DEDO
CREER QUE LOS MILITARES SON INTELIGENTES, HONESTOS Y EFICIENTES
COMPRAR CARROS Y NO TENER CASA PROPIA
CREER QUE LAS VENEZOLANAS SON LAS MÁS BELLAS
NO HACER MERCADO POR COMPRAR ZAPATOS DEPORTIVOS
HACERSE LLAMAR DOCTOR
LIMPIARSE LOS DIENTES CON EL TICKET DEL METRO
CREER QUE PANAMÁ ES LA NUEVA MIAMI
Colabore colocando la disciplina de su preferencia (o que Ud. más practique...) Gracias
miércoles, marzo 12, 2008
viernes, noviembre 30, 2007
Sincronicidad (2)
miércoles, septiembre 26, 2007
La mamá de Tuni
Estela y yo adoramos a los gatos. Actualmente convivimos con tres: "Lola" y "Tuni", gatas de uno y tres años respectivamente, y "Bufón", macho de un año. Tuni había sido recibida en adopción por mi esposa desde que nació; Bufón y Lola fueron rescatados de las jaulas del automercado "Don Perro". Hace unos meses, un conocido de mi esposa que debía viajar al exterior, nos pidió encargarnos durante su ausencia de sus dos gatas: la abuela y la madre de nuestra Tuni.
Trajimos a las gatas a nuestro apartamento la tarde del sábado 15. Para evitar cualquier problema, las colocamos en una habitación aparte. Algo asustadas, pasaron el primer día escondidas detrás de unas cajas. El domingo 16, temprano en la mañana, nos despertamos y fuimos a ver como estaban. Descubrimos que habían abierto una de las ventanas corredizas y la mamá de Tuni disfrutada plácidamente en el dintel de la ventana. Al vernos entrar, reaccionó sorpresivamente... y saltó. Gracias a la reja de la ventana, tuve un segundo para alcanzarla y sujetarla por las patas traseras y la cola, dado que ya tenía medio cuerpo colgando para afuera por entre los barrotes. De haber puesto tinta en sus uñas y dientes, mis brazos y manos parecerían una escultura de Jackson Pollock. La cantidad de mordidas y arañazos que recibi son incontables. Los más profundos se distinguen por la cantidad de tendones y fibras musculares que pueden verse; los más ligeros por la cantidad de sangre que manaban.
Mis llamados a Estela para que me alcanzara un trapo para envolver al enloquecido animal, eran opacados por la furia de sus maullidos y bufidos, que el silencio de esa mañana dominical aumentaba escandalosamente. Para rematar, Tuni se dedicó a atacarnos. A Estela le saltó hasta la cara y le mordió gravemente un costado de la boca.
Entre el dolor de las heridas y la incomodidad de sujetar al animal que cuelga y se revuelve en el vacío, la gata terminó saliendose con la suya. Mientras maldecía más verbal que mentalmente, lo único que escuché fue el golpe que se dió contra el techo de uno de los carros de abajo. A medio vestir y con sangre y ardor por todos lados, corrimos con intención de capturarla. Estela bajó al estacionamiento, mientras yo fabricaba un lazo corredizo con un palo de escoba y cordel de plástico. La vimos debajo de uno de los carros, pero cuando nos acercamos huyó. Revisamos detrás de aquí, debajo de allá. Inútilmente fuimos a los edificios vecinos. Regresamos al apartamento a lamernos las heridas y planificando que hacer. Y sobretodo, cómo decirle al dueño. Pasé el resto del domingo asomandome por las ventanas y los dos balcones esperando verla, confiado en que regresaría de algún modo. Mientras esperaba, lo único que me distraía era maldecir el interminable ardor de las heridas, a las cuales les resbaló por igual el alcohol que el jabón azul.
Esa noche como a las 11, por aquello que el escritor Joaquín Ortega anotó en la publicación anterior como "casualidad o causalidad", asomado en uno de los balcones veo a la mamá de Tuni pasar gacha, rauda entre las sombras, hacia los automóviles del edificio. Y aunque bajamos apertrechados con sábanas, cajas y comida, lo único que hicimos fue correr de un lado al otro en la ceguera de la mala iluminación de esa mierda que llaman estacionamiento, plus nuestra miopía, donde esta gata de color pardo era más invisible que el Depredador. No pudimos capturarla y peor, ver hacia donde huyó. Aún hoy la mamá de Tuni permanece perdida. (Y no hay recompensa)
El miércoles 19 me desperté con un terrible vértigo que me hizo recordar mis mejores días en la universidad. Yendo de la cama al living caí de lado, de frente y de perfíl. Tenía náuseas, dolor de cabeza y la temperatura corporal y el ritmo cardíaco estaban por debajo de sus normales. Esa tarde fuí inyectado contra el tétanos y ordenado por la médico jefe de Epidemiología del Distrito Sanitario Nº 1, ubicado en La Pastora, comenzar al día siguiente un tratamiento antirrábico preventivo completo, consistente en una inyección subcutánea diaria alrededor del ombligo durante siete días. Hoy fue la sexta inoculación.
Por su parte, a la abuela de Tuni, madre de la evadida, lo sucedido pareció no afectarle. Poco a poco se acercó a nosotros. Salió de la habitación, exploró la casa e interactuó pacíficamente con los otros gatos. Pero al poco tiempo dejó de comer. Después de cinco días en esta situación, comenzó a vomitar y a evacuar (fuera de la caja) en forma diarréica, apreciándose muestras sanguíneas en el fétido líquido sepia (que se secó sobre el piso de granito y ahora no sale...) que hacía en vez de heces. Ayer martes 25 la llevé al veterinario, quien decidió su hospitalización durante cuatro días días. Aunque parece estar bien, debe ser hidratada vía endovenosa y se le harán exámenes sanguíneos toxicológicos. Debo cancelar Bs. 1.050.000 (BsF. 1.050) por este episodio.
Y pensar que acepté encargarme de las gatas, por que quería fotografíar a Tuni con su mamá y su abuela... Tres generaciones de gatas...
Trajimos a las gatas a nuestro apartamento la tarde del sábado 15. Para evitar cualquier problema, las colocamos en una habitación aparte. Algo asustadas, pasaron el primer día escondidas detrás de unas cajas. El domingo 16, temprano en la mañana, nos despertamos y fuimos a ver como estaban. Descubrimos que habían abierto una de las ventanas corredizas y la mamá de Tuni disfrutada plácidamente en el dintel de la ventana. Al vernos entrar, reaccionó sorpresivamente... y saltó. Gracias a la reja de la ventana, tuve un segundo para alcanzarla y sujetarla por las patas traseras y la cola, dado que ya tenía medio cuerpo colgando para afuera por entre los barrotes. De haber puesto tinta en sus uñas y dientes, mis brazos y manos parecerían una escultura de Jackson Pollock. La cantidad de mordidas y arañazos que recibi son incontables. Los más profundos se distinguen por la cantidad de tendones y fibras musculares que pueden verse; los más ligeros por la cantidad de sangre que manaban.
Mis llamados a Estela para que me alcanzara un trapo para envolver al enloquecido animal, eran opacados por la furia de sus maullidos y bufidos, que el silencio de esa mañana dominical aumentaba escandalosamente. Para rematar, Tuni se dedicó a atacarnos. A Estela le saltó hasta la cara y le mordió gravemente un costado de la boca.
Entre el dolor de las heridas y la incomodidad de sujetar al animal que cuelga y se revuelve en el vacío, la gata terminó saliendose con la suya. Mientras maldecía más verbal que mentalmente, lo único que escuché fue el golpe que se dió contra el techo de uno de los carros de abajo. A medio vestir y con sangre y ardor por todos lados, corrimos con intención de capturarla. Estela bajó al estacionamiento, mientras yo fabricaba un lazo corredizo con un palo de escoba y cordel de plástico. La vimos debajo de uno de los carros, pero cuando nos acercamos huyó. Revisamos detrás de aquí, debajo de allá. Inútilmente fuimos a los edificios vecinos. Regresamos al apartamento a lamernos las heridas y planificando que hacer. Y sobretodo, cómo decirle al dueño. Pasé el resto del domingo asomandome por las ventanas y los dos balcones esperando verla, confiado en que regresaría de algún modo. Mientras esperaba, lo único que me distraía era maldecir el interminable ardor de las heridas, a las cuales les resbaló por igual el alcohol que el jabón azul.
Esa noche como a las 11, por aquello que el escritor Joaquín Ortega anotó en la publicación anterior como "casualidad o causalidad", asomado en uno de los balcones veo a la mamá de Tuni pasar gacha, rauda entre las sombras, hacia los automóviles del edificio. Y aunque bajamos apertrechados con sábanas, cajas y comida, lo único que hicimos fue correr de un lado al otro en la ceguera de la mala iluminación de esa mierda que llaman estacionamiento, plus nuestra miopía, donde esta gata de color pardo era más invisible que el Depredador. No pudimos capturarla y peor, ver hacia donde huyó. Aún hoy la mamá de Tuni permanece perdida. (Y no hay recompensa)
El miércoles 19 me desperté con un terrible vértigo que me hizo recordar mis mejores días en la universidad. Yendo de la cama al living caí de lado, de frente y de perfíl. Tenía náuseas, dolor de cabeza y la temperatura corporal y el ritmo cardíaco estaban por debajo de sus normales. Esa tarde fuí inyectado contra el tétanos y ordenado por la médico jefe de Epidemiología del Distrito Sanitario Nº 1, ubicado en La Pastora, comenzar al día siguiente un tratamiento antirrábico preventivo completo, consistente en una inyección subcutánea diaria alrededor del ombligo durante siete días. Hoy fue la sexta inoculación.
Por su parte, a la abuela de Tuni, madre de la evadida, lo sucedido pareció no afectarle. Poco a poco se acercó a nosotros. Salió de la habitación, exploró la casa e interactuó pacíficamente con los otros gatos. Pero al poco tiempo dejó de comer. Después de cinco días en esta situación, comenzó a vomitar y a evacuar (fuera de la caja) en forma diarréica, apreciándose muestras sanguíneas en el fétido líquido sepia (que se secó sobre el piso de granito y ahora no sale...) que hacía en vez de heces. Ayer martes 25 la llevé al veterinario, quien decidió su hospitalización durante cuatro días días. Aunque parece estar bien, debe ser hidratada vía endovenosa y se le harán exámenes sanguíneos toxicológicos. Debo cancelar Bs. 1.050.000 (BsF. 1.050) por este episodio.
Y pensar que acepté encargarme de las gatas, por que quería fotografíar a Tuni con su mamá y su abuela... Tres generaciones de gatas...
domingo, septiembre 23, 2007
Sincronicidad
Desde hace tres años estoy casado con una abogada, que se desempeña como Juez del Trabajo en la ciudad de Caracas. Hace unos meses, me enteré que una antigua novia, que había trabajado varios años en una institución del Estado, desafortunadamente había sido despedida. Como es costumbre, inició los trámites legales para la calificación del despido ante los tribunales. El sistema informático que distribuye aleatoriamente los casos entre los cuarenta y cinco jueces laborales de la ciudad de Caracas, hizo que el caso de mi antigua novia “cayera” en el tribunal de mi actual esposa...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)